





La cruza maldita entre Doom y Hardcore se personifica comúnmente en voces desgarradoras, distorsiones abrasivas en un ritmo lento repleto de contratiempos furibundos. Crudeza, potencia y densidad que escupe odio a diestra y siniestra.
Take As Need For Pain es su segundo trabajo, sindicado como el favorito de la mayoría de los miembros de la banda y en verdad que es una patada en el culo. Con estas referencias solo basta que se atengan a la brutalidad de la descarga.
Una banda chilena que le da el gusto a tanto melancólico noventero con su grunge aplanador. Le lleva las letras sufridas, de corte existencialista de bar, de violentas almas despechadas. Lo musical es notable. El canto emotivo y cómplice toma prestado ese recurso de "La Renga". Facilite la comparación la armónica que acompaña al frontman. Un juego de riffs bastante interesante entre los guitarra, llevan la hermandad a lo melódico y se siente la sangre. Un bajo bastante crudo que les ayuda a sonar a grunge 2.0, el vástago máldito de Kobain y Homme. Las baterías son bastante completas, aportan profundidad y buenos juegos con los platos. En Camión podemos encontrar elementos del rock clásico, del cultivado stoner (como buenos contemporáneos) y evidentemente del grunge.
Tocaron hace un par de años con Yajaira, a próposito de la crítica de esa tocata los conocí. Hoy los míticos Yajaira tocan en tierras penquistas después de tantos años de espera. Un día histórico que no dejaremos pasar!
Este humilde espacio sin fines de lucro, tiene la gratificante motivación de compartir reseñas e impresiones de álbumes, sin compromiso con una forma o estilo musical.
Por otro lado, aspiramos a combatir mediante ideas e información la amenaza inherente a la falta de creatividad y anacronismo que ha mostrado el mainstream en temas de propiedad privada. Su lógica, irreflexiva ante las nuevas formas del conocimiento, ha ignorado la posibilidad de catalizar los procesos de difusión, posicionamiento y crear comunidad en torno a la cultura.
Bajo el alero de visiones miopes, una maquinaria jurídica-represiva se abalanza a extinguir unilateralmente una fecunda comunidad en torno al gusto minoritario. Arremetida que si bien es compartida por un sector de los artistas, se encuentra auspiciada por una invitada de piedra, la "industria musical".
Aún acérrimos partidarios de nuevas ideas, defendemos las costumbres de escuchar los álbumes en su integridad y asistir a conciertos. Creemos que en ello radica el legítimo reconocimiento al trabajo orgánico de un artista. En una sociedad desechable donde lo único que llega a los oídos son singles de robótico consumo masivo, abogamos por que cada cual rescate sus favoritos.
¡¡No te quedes con lo que te venden!!